La exposición De lunas, penas y flores recoge una selección de las ilustraciones realizadas por la artista Lara Di Cione (Caracas, 1967) para la gran obra de Lorca Romancero Gitano (1928) y cuatro piezas realizadas exprofeso para esta exposición. Una muestra que versa sobre la pena, que inunda todo, aunque también sobre la pasión, el dolor, la superstición o la honra.
Lara Di Cione conoce el sentir del pueblo andaluz y resulta indudable cuando se admiran las ilustraciones. A lo largo de 20 años, ha trabajado como bailarina profesional de Flamenco, realizando numerosos viajes entre Venezuela y España, y dejándose impregnar por esa magia que ha calado en sus obras.
Las ilustraciones expuestas se acompañan de sus encamados, que a su vez guardan en su interior los poemas de Lorca. La unión de ambos elementos permite visualizar en formato expositivo el espíritu completo del libro ilustrado. Al pararnos frente a este duplo, tenemos la oportunidad de leer visualmente la obra del granadino, creando un juego de referencias en el que participan las historias de Lorca, pero también el universo iconográfico de Lara.
La selección de piezas refleja el carácter detallista, curioso y entusiasta de la artista y de igual manera, encajan con el universo lorquiano influido por los artistas surrealistas que conoció en la Residencia de Estudiantes de Madrid. Lo onírico, lo mágico y lo sobrenatural se plasman en cada ilustración consiguiendo una dicotomía fascinante entre la realidad y la ficción, entre lo mundano y lo sacro y por qué no, entre las ilustraciones y los versos.
Lara ha creado un universo en el cual las composiciones parecen más propias del mundo de los sueños que de la realidad tangible. En este Cosmos dentro del Caos, las figuras surgen de los márgenes del papel y ordenan las escenas por niveles. Todo ello, con un uso del color imperativo donde el azul, el verde y el amarillo inundan las escenas ayudándonos a sentir la tensión de la reyerta, el dolor de la muerte, la purga del pecado y por supuesto, la pena andaluza. Todo tiene color, a excepción de la Guardia Civil, que se representa como una sombra oscura, ajena al sentir del pueblo gitano, ajena al sueño inmenso en el que nos encontramos.
No puedo evitar pensar en cómo el camino entre la tradición y la modernidad se une en estas obras. Mientras el poeta mira al pasado y utiliza la estructura tradicional del romance, Lara realiza un ejercicio símil y referencia a los grandes artistas del renacimiento y barroco; Caravaggio, Mantegna, La Roldana o Raffaello aparecen, como en un juego, entre las fisionomías de los personajes. El resultado es un viaje de ida y vuelta que atraviesa, que confronta el imaginario colectivo hacia lo disruptivo.
En las obras, veo el espíritu lorquiano en cada yunque, en cada flor, en cada árbol. Puedo ver la pena celeste y el carácter gitano. Sin duda, puedo ver el respeto y el valor que Lara Di Cione le ha dado a la obra de Lorca. La exposición De penas, lunas y flores se convierte así en homenaje que transita la muestra y que comparte con todos los presentes.
Elena Gómez Menéndez, Comisaria invitada