El próximo 23 de febrero,
inauguraremos [FRONTALIDAD Y VACIO]
de Jesús Guerrero.
Un trabajo conjunto entre Galería Espacio Landaburu
y Boom! Art Community que presentamos con mucho placer
en el marco de la #semanadearte2023 .
[FRONTALIDAD Y VACIO]
Frontalidad y vacío, es una muestra dedicada al trabajo de Jesús Guerrero (Tovar - Venezuela, 1965) artista heterogéneo, investigador y productor sistemático cuya
obra, extraordinariamente amplia, si bien anuncia diferentes conceptos, tensiones, procedimientos o hallazgos, expresa una contundente y singular declaración de
intenciones: la incursión en una abstracción geométrica como base de su investigación estética.
Desde los inicios de su actividad, entre 1981 y 1985, se vincula al Taller de Arte Elbano Méndez Osuna (CONAC, Tovar, Mérida) y al Centro de Enseñanza Gráfica
(CEGRA, Caracas), donde experimenta diversas disciplinas como dibujo, pintura y serigrafía. De este modo, establece los márgenes de la abstracción desde
diferentes perspectivas que le permiten indagar en los principios formales y conceptuales de la representatividad plástica. Su práctica artística ha evolucionado de
forma análoga a una experiencia de vida que ha definido como un autoexilio, un ir y venir permanente entre Caracas, Londres, Nueva York y Paris hasta establecer
su residencia en Madrid. Todos estos lugares constituyen un importante acervo de temporalidades, referentes y geografías que han ido conformando las
orientaciones que sustentan un trabajo centrado, sobre todo, en una consciente y sólida reflexión sobre los fundamentos y límites de la pintura.
Su obra ingente, supone la dual confrontación entre imagen y representación cuyos márgenes se vuelven visibles y conflictivos. Alejado de convenciones
académicas y críticas, en especial de aquellas que incitan a juzgar la obsolescencia de algunos lenguajes contemporáneos, ubica su práctica en un ámbito cuyo
fondo formal e ideológico hace referencia a alguno de los capítulos de la historia del arte del siglo XX como los principios del suprematismo de Kasimir Malevich o
el neoplasticismo de Piet Mondrian. Sin embargo, para Jesús nada es fijo, el significado de sus obras no están sujetas a la rígida instrucción de la historia ni de sus
tendencias; su sentido es fluido, alterable y mutable, en un renovado juego en el que halla su propia libertad de expresión. Pese estar concebidas como un proceso
de transformación entre la combinación reincidente de estructuras geométricas, una mirada atenta evidencia su esfuerzo e interés por lo artesanal, por el hallazgo o
el recorte.
Cada obra que integra esta muestra supone un experimento estético en sí mismo. Un espacio atemporal en la incesante búsqueda por desplazar la obra hacia esos
bordes o límites: a veces, mediante composiciones puras y monocromas; otras, con vacíos envueltos en velos y transparencias; o bien, mediante la prolongación
del soporte que se expande hasta llegar a impregnar el espacio expositivo. Su propuesta es una negación a cualquier idea de espacio tridimensional. Se concibe
como una pantalla plana y muda, como extensión que anula cualquier sugerencia de perspectiva y crea un dispositivo potencialmente inagotable que obliga a
resituar la mirada de quién se para frente a ellas.
Soledad García